Necesito saberme vivo para dejar de vagar ermitaño, por los mares de la incertidumbre.
Necesito estrellarme (los ojos entrecerrados) con el tapial desierto del tiempo, para advertir que existo en un ahora.
Necesito sentir la caricia de tu mano inquisidora para comprobar que blasfemo al igual que el viento, desgarrando las hojas muertas en esta madrugada de 6 de abril.
Necesito conversar con Dios para no asumirme tan solo ante la estrella azul que me abduce.
Necesito el recuerdo de tu voz magnífica para empotrarme ante el destino, erecto y reflexivo.
Necesito necesitarte para sufrir jubilosamente en el amor, que nada necesita.
Por Agustín D ´Alessandro.
lunes, 11 de abril de 2011
martes, 1 de marzo de 2011
Espectral
Me mira, sé que me mira.
Magnífica y sórdida me observa desde el otro lado.
Intento un suave movimiento y lo imita,
peregrinamente recorre cronológico el balanceo de mi brazo.
Inmensa se vuelve cuanto mas me alejo y al acercarme somos uno.
Sin rostro, sin muecas me responde desde el muro oscura y animada.
Me persigue con ojos que no pueden ver (conjeturo).
Yo a su vez, la recorro con mi pensamiento.
Me entristece saberme su creador y asesino,
Tan colosal y de pronto etérea.
Millones de lágrimas refulgen en mi estatua,
Y una vez más parte sin poder yo evitarlo.
Por Agustín D´Alessandro
Magnífica y sórdida me observa desde el otro lado.
Intento un suave movimiento y lo imita,
peregrinamente recorre cronológico el balanceo de mi brazo.
Inmensa se vuelve cuanto mas me alejo y al acercarme somos uno.
Sin rostro, sin muecas me responde desde el muro oscura y animada.
Me persigue con ojos que no pueden ver (conjeturo).
Yo a su vez, la recorro con mi pensamiento.
Me entristece saberme su creador y asesino,
Tan colosal y de pronto etérea.
Millones de lágrimas refulgen en mi estatua,
Y una vez más parte sin poder yo evitarlo.
Por Agustín D´Alessandro
jueves, 3 de febrero de 2011
Desvelo Estival
Algunas noches como esta cientos de voces invaden mi vigilia.
Unas simplemente rondan mi existencia. Otras, creo ver, emergen de las paredes del cuarto en el que estoy solo. Felizmente solo.
Comprendo que no vienen a invadir esta tranquilidad que siento. Incluso cuando al unísono el coro de voces disímiles se aplaca mágicamente para manifestarse en el silencio, que no es otra forma más del sonido, así como el ruido también lo es.
Hoy imaginé que Jesús me visitaba en sueños y me convidaba con la “gracia divina”.
Embelesado, luego del éxtasis propio de la aparición fantástica (y egoístamente creada por y para mí), sentí pena por el peregrino. Justamente por su condición de espíritu sentado a la derecha de su padre, sedentario y triste.
Me permití recordar a través de las representaciones pictóricas eclesiásticas sus eternas caminatas ancestrales y comprendí que hoy probablemente el mismísimo Mesías había perdido sus recuerdos de humano. Que a pesar de esforzarse en rememorar aquellas andanzas en busca de la paz y la igualdad y al encontrarse incorpóreo, siquiera su condición de hijo de un creador permitiera poder volver a trasmutarlo hombre.
Sospeché que aquel barro recorrido por años junto a los que intentaban llegar a la vida eterna, ya no podía ser palpado por sus pies ni remotamente en una fotografía de su alma.
Decidí confesarle que acá en la tierra no se vive tan mal como se informa o se cree en otro mundos, incluso muchas veces en este mismo (no lo sé).
Que algunos la pasan muy mal es verdad. Mueren de hambre y de muerte también. Pero la sinceridad me dicta que no encuentro mas culpa que la (in) humana.
Que ningún cielo me resulta aterrador pero tampoco me seduce el infierno. En algún punto son lo mismo, blasfemo. Posiciones extremas que nos ponen de un lado y del otro.
Y concluyo este soliloquio interno con-migo mismo (supongo), testificando que yo soy ese pequeño grano de arena, que subsiste en la eterna lucha contra el tiempo y busca el amor en el otro.
De eso se trata pues, de unir cada vez más de esos millares de migajas para llegar a ser montaña que perdure inmaculada los designios de nadie…
Por Agsutín D ´Alessandro
Unas simplemente rondan mi existencia. Otras, creo ver, emergen de las paredes del cuarto en el que estoy solo. Felizmente solo.
Comprendo que no vienen a invadir esta tranquilidad que siento. Incluso cuando al unísono el coro de voces disímiles se aplaca mágicamente para manifestarse en el silencio, que no es otra forma más del sonido, así como el ruido también lo es.
Hoy imaginé que Jesús me visitaba en sueños y me convidaba con la “gracia divina”.
Embelesado, luego del éxtasis propio de la aparición fantástica (y egoístamente creada por y para mí), sentí pena por el peregrino. Justamente por su condición de espíritu sentado a la derecha de su padre, sedentario y triste.
Me permití recordar a través de las representaciones pictóricas eclesiásticas sus eternas caminatas ancestrales y comprendí que hoy probablemente el mismísimo Mesías había perdido sus recuerdos de humano. Que a pesar de esforzarse en rememorar aquellas andanzas en busca de la paz y la igualdad y al encontrarse incorpóreo, siquiera su condición de hijo de un creador permitiera poder volver a trasmutarlo hombre.
Sospeché que aquel barro recorrido por años junto a los que intentaban llegar a la vida eterna, ya no podía ser palpado por sus pies ni remotamente en una fotografía de su alma.
Decidí confesarle que acá en la tierra no se vive tan mal como se informa o se cree en otro mundos, incluso muchas veces en este mismo (no lo sé).
Que algunos la pasan muy mal es verdad. Mueren de hambre y de muerte también. Pero la sinceridad me dicta que no encuentro mas culpa que la (in) humana.
Que ningún cielo me resulta aterrador pero tampoco me seduce el infierno. En algún punto son lo mismo, blasfemo. Posiciones extremas que nos ponen de un lado y del otro.
Y concluyo este soliloquio interno con-migo mismo (supongo), testificando que yo soy ese pequeño grano de arena, que subsiste en la eterna lucha contra el tiempo y busca el amor en el otro.
De eso se trata pues, de unir cada vez más de esos millares de migajas para llegar a ser montaña que perdure inmaculada los designios de nadie…
Por Agsutín D ´Alessandro
lunes, 31 de enero de 2011
"Vivir sólo cuesta vida"
Es que uno a veces se da cuenta que no necesita nada de lo que le imponen.
Sucede que llega a un lugar, mira el cielo y las montañas coloridas y simplemente es feliz. En la inmensidad.
Ocurre en ese momento asombroso, sentirse con ganas de abrazar a todos, con la obligación de no pelear con nadie.
Acontece que los más bellos sentimientos se mezclan en una ensalada de buenas intenciones.
Sobrevienen las risas por nada (o todo según como se tome). El aire que roza los rostros es la caricia de los todopoderosos que tal vez existan, ahí.
Uno, estanca el tiempo impuesto por las agendas r/u/t/i/n/a/r/i/a/m/e/n/t/e-r/e/p/e/t/i/d/a/s
Pienso en mi mamá que es ángel, como lo son “Male” y “Marti”. Unos acá y otros que estuvieron. (y siempre estarán).
Y se eterniza la simbólica reflexión de intentar disfrutar un poco de la vida, de vivir, vio.
Por Agustín D ´Alessandro
Sucede que llega a un lugar, mira el cielo y las montañas coloridas y simplemente es feliz. En la inmensidad.
Ocurre en ese momento asombroso, sentirse con ganas de abrazar a todos, con la obligación de no pelear con nadie.
Acontece que los más bellos sentimientos se mezclan en una ensalada de buenas intenciones.
Sobrevienen las risas por nada (o todo según como se tome). El aire que roza los rostros es la caricia de los todopoderosos que tal vez existan, ahí.
Uno, estanca el tiempo impuesto por las agendas r/u/t/i/n/a/r/i/a/m/e/n/t/e-r/e/p/e/t/i/d/a/s
Pienso en mi mamá que es ángel, como lo son “Male” y “Marti”. Unos acá y otros que estuvieron. (y siempre estarán).
Y se eterniza la simbólica reflexión de intentar disfrutar un poco de la vida, de vivir, vio.
Por Agustín D ´Alessandro
lunes, 3 de enero de 2011
Id solis exitus cras *
Mañana desperté soñando que ya no se celebraban los holocaustos,
Y pernoctando en un lecho de cielo, se ponían de moda los abrazos
Mañana desperté creyendo que los asesinos (al fin) serían juzgados,
Y que el diálogo y “la historia” nos volvían más humanos.
Mañana desperté cavilando en amores matados,
Y tras el alba retornaban con mi corazón en su mano.
Mañana desperté imaginando un mundo cambiado,
Ahí nomás me recosté para seguir soñando.
* El sol saldrá mañana.
Por Agustín D ´Alessandro
Y pernoctando en un lecho de cielo, se ponían de moda los abrazos
Mañana desperté creyendo que los asesinos (al fin) serían juzgados,
Y que el diálogo y “la historia” nos volvían más humanos.
Mañana desperté cavilando en amores matados,
Y tras el alba retornaban con mi corazón en su mano.
Mañana desperté imaginando un mundo cambiado,
Ahí nomás me recosté para seguir soñando.
* El sol saldrá mañana.
Por Agustín D ´Alessandro
miércoles, 1 de diciembre de 2010
Debate intrauterino sobre un subtexto (Cáp. I.)
-De no creer, de no creer-!!!! Es lo que cree decir quien no cree en nada.
Más la nada es un abismo sobre el cual la creencia no tiene más sustento que la fé.
-Ah! de ahí surge la religión- supera una voz interior.
Impenetrable culto que se abre paso entre las raíces humanas desterrando vísceras tanto como ideas, destruyendo aldeas así como naciones.
–La ideología es sólo una- agitan los mercaderes mundiales, desde sus barcos de titanio (inefables).
Y la sangre corre por las cunetas de las villas, plagadas de indignos habitantes que quisieran también pertenecer… al progreso…
Por Agustín D´Alessandro
Más la nada es un abismo sobre el cual la creencia no tiene más sustento que la fé.
-Ah! de ahí surge la religión- supera una voz interior.
Impenetrable culto que se abre paso entre las raíces humanas desterrando vísceras tanto como ideas, destruyendo aldeas así como naciones.
–La ideología es sólo una- agitan los mercaderes mundiales, desde sus barcos de titanio (inefables).
Y la sangre corre por las cunetas de las villas, plagadas de indignos habitantes que quisieran también pertenecer… al progreso…
Por Agustín D´Alessandro
miércoles, 17 de noviembre de 2010
Ama
Celestial tu voz me seduce,
trato de no ceder a la tentación pero una vez más me desmorono en tus labios,
me dices al oído lo que quiero escuchar,
sueño,
flotando voy en la invención que me atrapa.
Me detengo en la bahía fresca de tu pecho y lloro,
solo.
Sollozo y sigo berreando,
El mar de lágrimas recorre tu abdomen bajando por las nalgas de ángel maligno,
Al caer al suelo explotan.
Sucumben al llegar al cielo,
ahí recién comprendo que no existes (otra vez)…
Por Agustín D´Alessandro
trato de no ceder a la tentación pero una vez más me desmorono en tus labios,
me dices al oído lo que quiero escuchar,
sueño,
flotando voy en la invención que me atrapa.
Me detengo en la bahía fresca de tu pecho y lloro,
solo.
Sollozo y sigo berreando,
El mar de lágrimas recorre tu abdomen bajando por las nalgas de ángel maligno,
Al caer al suelo explotan.
Sucumben al llegar al cielo,
ahí recién comprendo que no existes (otra vez)…
Por Agustín D´Alessandro
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