Mañana desperté soñando que ya no se celebraban los holocaustos,
Y pernoctando en un lecho de cielo, se ponían de moda los abrazos
Mañana desperté creyendo que los asesinos (al fin) serían juzgados,
Y que el diálogo y “la historia” nos volvían más humanos.
Mañana desperté cavilando en amores matados,
Y tras el alba retornaban con mi corazón en su mano.
Mañana desperté imaginando un mundo cambiado,
Ahí nomás me recosté para seguir soñando.
* El sol saldrá mañana.
Por Agustín D ´Alessandro
lunes, 3 de enero de 2011
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