miércoles, 26 de mayo de 2010

Visentenario

200 es el número, se escucha en el país. No son los goles de Palermo ni la edad de Mirtha Legrand, ampliamente superada la cifra en ambos casos. Sino que esta gran cantidad de días es lo que ha acontecido, para que al fin seamos libres (¿lo somos?).
Miles de luchas, protestas, y “autopistas de sangre” debieron pasar, gente y también personas, además de amores y odios. Para al menos comenzar a forjar una pequeña identidad.
Abuelos europeos huyendo de crisis, y aborígenes terrenales escapando al militar, insaciable bestia sedienta de imperio maldito. Y el mestizaje, y nuestros padres, y nosotros.
La frente alta de soldados e individuos orgullosos de ser, limpios de tierra verde, de montañas y mares “nuevos”, de pueblos que se crearon, paulatinos, de campo labrado, de sudor y de esclavitud negra, (gris y blanca).
Sociedades que transportaron lo bueno y lo malo del viejo continente. La organización y el caos, la inteligencia y la ignorancia provocada.
La civilización!!!, y la varvarie. -Perdón zi akí comienso a tenblar, ez ke la anguztia me roe la garganta, y me rezuena por las “benas aviertas”. Lo ke paza, pa ke ze entienda. Ez ke el zozlayo me dejo ái, a la bera del camino trasado con mi lomo y el de mis conpadres. Y los edifizios de los goviernos, los icimos nozotros, ladriyo a ladriyo. Io, i mis antepasáus, los povres. Y el zalmónn que come mi patrón, lo pescan mis amigos ayá en el mar. (¿deve zer grande eza laguna no?). Laz unicas vezes ke viage fue por los cuentos de “Doña Soledad”, mi patrona. Ez por ezo, ke io, cuando avlan del vicentenario, y escucho los mensages de festejo por la radio y ezaz cozaz, no entiendo mucho la fiesta nasional y todo ezo. I lavandera ke conosco, la unika, es mi muger.

lunes, 22 de marzo de 2010

1976*

La sombra inicua de tortura y violación,
se prolonga inerte aclamando al nuevo sol.
Las voces de 30.000 no callan con el viento,
Sobrevuelan las almas buscando su derrotero.
El infierno y el humo no se encuentran en el cielo,
pernoctan en la tierra tras de rostros sin velo.
Las ideas “compañeras” no se queman con fuego,
Transmigran por los cuerpos alimentando su ego.
La sangre asesina no se diluye en océanos,
vaga libre por los ríos férvidos del recuerdo.
Los desaparecidos no habitan el cementerio,
permanecen intactos, protagonistas de este cuento.




*A la memoria de Carlos Labolita y todos los desaparecidos, y a mi tía Gladis por su lucha perpetua.

Por Agustín D´Alessandro

jueves, 7 de enero de 2010

Pequeños Sarmiento

Mis grandes maestros no son académicos, ni siquiera eruditos del saber escolar.
Ni escritores, aunque debo confesar que a algunos, los admiro bastante.
Mis mejores profesores son los niños. Ellos no saben de álgebra (yo menos), ni de guerras mundiales, no conocen el orden de las palabras, ni de métodos pedagógicos, pero se entiende lo que plantean. Ellos no saben de la existencia de partidos políticos pero luchan por dos ideales verdaderos, mamá y papá.
Sus preguntas sobre cómo nacieron, desconciertan más que cualquier esbozo filosófico de Descartes o Kant.
Sus collage o pinturas de preescolar emocionan superando ampliamente a un Dalí, o a un Picasso.
Así cómo sus voces de pajarito emulando al cantante de turno, producen la alegría inexplicable de la felicidad, efímera.
Qué decir de sus abrazos. Verdaderos, intactos, suaves e infinitos. Cómo sus besos.
De su pequeñita grandeza emana la eterna enseñanza, del amor por sobre la razón.

Por Agustín D´Alessandro

miércoles, 2 de diciembre de 2009

E.S.M.A

Se despertó en el infierno (otra vez), las marcas de su espalda, ya eran parte de su cuerpo.
No intentó resistirse, para qué, si la única vez que lo hizo, el saldo fue peor. Además de lo habitual, y los golpes, esa vez hubo picana, y hasta quemaduras de cigarrillo.
Casi desmayada, por el placer del otro, deliró entre lágrimas agrias. Su madre apareció en la ventana, su bella madrecita, que la acunaba cantándole aquella vieja canción en italiano. Su mamita, que la protegía con sus ser, ante los embates de “la bestia”. Que ponía toda su femineidad al servicio del horror. Mientras dos, tres, miles, la ultrajaban, entre “risas pillas, entre bourbón.
Y los rezos frecuentes, cómo buscando la paz, y la pregunta de niña ¿existirá la paz?
La deseosa muerte, ¿tal vez me toque el cielo?, seguro allí me espera mamá.
El cordón de su zapato, -esos que me regaló la abuela, qué ganas de ver a la nona!!!, ya hace 256 días que no la veo-. El cordón gris, y largo, que la acompañaba al parque los sábados con Juancito. -También lo extraño a mi amigo Juan-. El pequeño cordón de zapatitos de niña de 11 años, recorre el cuello, lo circunda y se detiene. Y sus manitos, suaves de jugar a las muñecas, de preparar comida artificial. Se posan en cada punta del cordón. Se contraen sus puñitos, la pequeña no llora, tira con todas sus fuerzas, aprieta su cuellito, que cede como una fruta madura, joven. Y así, sin una sola gotita de llanto, va al encuentro de su mamita

Por Agustín D´Alessandro

martes, 17 de noviembre de 2009

Inspiración volátil

Parte 1 (no llega…)
Tempestad, bullicio y calma
Vertientes saprofitas del asno,
Sonoridad, brutal halitosis killer
Del lechón kamikaze

Nodriza estéril, esperma volátil
La alondra sumisa al homínido
Asperja un geronte caquéctico
En su feto final
Parte 2 (llegó…)
La oviposiciòn ha eclosionado,
La flor da lugar al fruto
Que se nutre con savia de remotas hojas
Y la arista se cruza en un domo 3D
Misceláneo, polinizada…

Aparece en carrera suicida
Un escualo bípedo lanceolado
Que abandonó sus branquias pinnatisectas
En su afan de mito sexual

La juventud fagocita meses
Con ilusión osmótica,
Que en tácita libertad se nutre de la reja
Vistiendo camisa a rayas…

FIN

Por Daniel Martín (Tito) Joly

viernes, 13 de noviembre de 2009

Quiero ser senador*

Un senador yo quiero ser,
un senador amo y señor
y toda mi riqueza
llevarla para Suiza
donde la tiene Fort, Ricky Fort.

Un senador yo quiero ser,
un senador amo y señor
quedarme con el diezmo,
prometer boludeces
y venderles mi amor, amor

yo quiero convertirme
en alguien poderoso,
después robar la guita
y rajar cómo Grosso,
por eso yo te pido,
mi querido señor,
te ruego yo te imploro
me hagas senador.


Yo quiero que mi vida
Se base en la abundancia
Y viva mi existencia
Siempre tiráo de panza (arriba)
Yo quiero en mi vida
Ser el mejor ladrón
por eso hoy te pido
que me hagas senador


Yo quiero dar a todos
la luz de mi Palabra
que el corazón transforme
y las conciencias abra,
y compartir con nadie
la fortuna mayor
espero que me voten
para ser senador

Por Agustín D´Alessandro

* cualquier coincidencia con alguna canción eclesiastica, es mera coincidencia...

martes, 10 de noviembre de 2009

Solcito de noviembre

Ahí va Malena, inundada de alegría por la vida. Con sus patitas flaquitas y alargadas. Con pelitos de oro que el viento acaricia, a cada paso. Su sonrisa contagia. Puede estar acabándose el mundo, puede acontecer la tercera o cuarta guerra mundial (ya no se), pero esos dientecitos de princesita, y esos ojitos de ángel, detienen el tic-tac.
Es que ella no conoce al rey tiempo. Su mundo es de mamá, de papá, de aditas, de Barney, de Danonino, de abelos, de ai, efefi, atín, y de soñar. Es ese juego, al cuál todos dejamos de lado innecesariamente al crecer.
Descubriendo aromas, colores y palabras va, amando a sus perros y a los caballos. Con su idioma argento-chino-bebé. Dulce, cómo sus besos suaves y cristalinos. Con chichones que enseñan su camino. Con intentos de amistad, la cual termina cuando alguno de los bebés no quiere compartir más su juguete.
Regalito del cielo, viniste en días tristes, y con tu esencia pequeñita cómo el universo, nos contagiaste tu amor.
Yo, indefenso ante tanta nobleza, sólo te ofrezco mi mano, niñita. Caminemos juntos…


Por Agustín D´Alessandro

mas fotos de salta