La sombra inicua de tortura y violación,
se prolonga inerte aclamando al nuevo sol.
Las voces de 30.000 no callan con el viento,
Sobrevuelan las almas buscando su derrotero.
El infierno y el humo no se encuentran en el cielo,
pernoctan en la tierra tras de rostros sin velo.
Las ideas “compañeras” no se queman con fuego,
Transmigran por los cuerpos alimentando su ego.
La sangre asesina no se diluye en océanos,
vaga libre por los ríos férvidos del recuerdo.
Los desaparecidos no habitan el cementerio,
permanecen intactos, protagonistas de este cuento.
*A la memoria de Carlos Labolita y todos los desaparecidos, y a mi tía Gladis por su lucha perpetua.
Por Agustín D´Alessandro
lunes, 22 de marzo de 2010
jueves, 7 de enero de 2010
Pequeños Sarmiento
Mis grandes maestros no son académicos, ni siquiera eruditos del saber escolar.
Ni escritores, aunque debo confesar que a algunos, los admiro bastante.
Mis mejores profesores son los niños. Ellos no saben de álgebra (yo menos), ni de guerras mundiales, no conocen el orden de las palabras, ni de métodos pedagógicos, pero se entiende lo que plantean. Ellos no saben de la existencia de partidos políticos pero luchan por dos ideales verdaderos, mamá y papá.
Sus preguntas sobre cómo nacieron, desconciertan más que cualquier esbozo filosófico de Descartes o Kant.
Sus collage o pinturas de preescolar emocionan superando ampliamente a un Dalí, o a un Picasso.
Así cómo sus voces de pajarito emulando al cantante de turno, producen la alegría inexplicable de la felicidad, efímera.
Qué decir de sus abrazos. Verdaderos, intactos, suaves e infinitos. Cómo sus besos.
De su pequeñita grandeza emana la eterna enseñanza, del amor por sobre la razón.
Por Agustín D´Alessandro
Ni escritores, aunque debo confesar que a algunos, los admiro bastante.
Mis mejores profesores son los niños. Ellos no saben de álgebra (yo menos), ni de guerras mundiales, no conocen el orden de las palabras, ni de métodos pedagógicos, pero se entiende lo que plantean. Ellos no saben de la existencia de partidos políticos pero luchan por dos ideales verdaderos, mamá y papá.
Sus preguntas sobre cómo nacieron, desconciertan más que cualquier esbozo filosófico de Descartes o Kant.
Sus collage o pinturas de preescolar emocionan superando ampliamente a un Dalí, o a un Picasso.
Así cómo sus voces de pajarito emulando al cantante de turno, producen la alegría inexplicable de la felicidad, efímera.
Qué decir de sus abrazos. Verdaderos, intactos, suaves e infinitos. Cómo sus besos.
De su pequeñita grandeza emana la eterna enseñanza, del amor por sobre la razón.
Por Agustín D´Alessandro
miércoles, 2 de diciembre de 2009
E.S.M.A
Se despertó en el infierno (otra vez), las marcas de su espalda, ya eran parte de su cuerpo.
No intentó resistirse, para qué, si la única vez que lo hizo, el saldo fue peor. Además de lo habitual, y los golpes, esa vez hubo picana, y hasta quemaduras de cigarrillo.
Casi desmayada, por el placer del otro, deliró entre lágrimas agrias. Su madre apareció en la ventana, su bella madrecita, que la acunaba cantándole aquella vieja canción en italiano. Su mamita, que la protegía con sus ser, ante los embates de “la bestia”. Que ponía toda su femineidad al servicio del horror. Mientras dos, tres, miles, la ultrajaban, entre “risas pillas, entre bourbón.
Y los rezos frecuentes, cómo buscando la paz, y la pregunta de niña ¿existirá la paz?
La deseosa muerte, ¿tal vez me toque el cielo?, seguro allí me espera mamá.
El cordón de su zapato, -esos que me regaló la abuela, qué ganas de ver a la nona!!!, ya hace 256 días que no la veo-. El cordón gris, y largo, que la acompañaba al parque los sábados con Juancito. -También lo extraño a mi amigo Juan-. El pequeño cordón de zapatitos de niña de 11 años, recorre el cuello, lo circunda y se detiene. Y sus manitos, suaves de jugar a las muñecas, de preparar comida artificial. Se posan en cada punta del cordón. Se contraen sus puñitos, la pequeña no llora, tira con todas sus fuerzas, aprieta su cuellito, que cede como una fruta madura, joven. Y así, sin una sola gotita de llanto, va al encuentro de su mamita
Por Agustín D´Alessandro
No intentó resistirse, para qué, si la única vez que lo hizo, el saldo fue peor. Además de lo habitual, y los golpes, esa vez hubo picana, y hasta quemaduras de cigarrillo.
Casi desmayada, por el placer del otro, deliró entre lágrimas agrias. Su madre apareció en la ventana, su bella madrecita, que la acunaba cantándole aquella vieja canción en italiano. Su mamita, que la protegía con sus ser, ante los embates de “la bestia”. Que ponía toda su femineidad al servicio del horror. Mientras dos, tres, miles, la ultrajaban, entre “risas pillas, entre bourbón.
Y los rezos frecuentes, cómo buscando la paz, y la pregunta de niña ¿existirá la paz?
La deseosa muerte, ¿tal vez me toque el cielo?, seguro allí me espera mamá.
El cordón de su zapato, -esos que me regaló la abuela, qué ganas de ver a la nona!!!, ya hace 256 días que no la veo-. El cordón gris, y largo, que la acompañaba al parque los sábados con Juancito. -También lo extraño a mi amigo Juan-. El pequeño cordón de zapatitos de niña de 11 años, recorre el cuello, lo circunda y se detiene. Y sus manitos, suaves de jugar a las muñecas, de preparar comida artificial. Se posan en cada punta del cordón. Se contraen sus puñitos, la pequeña no llora, tira con todas sus fuerzas, aprieta su cuellito, que cede como una fruta madura, joven. Y así, sin una sola gotita de llanto, va al encuentro de su mamita
Por Agustín D´Alessandro
martes, 17 de noviembre de 2009
Inspiración volátil
Parte 1 (no llega…)
Tempestad, bullicio y calma
Vertientes saprofitas del asno,
Sonoridad, brutal halitosis killer
Del lechón kamikaze
Nodriza estéril, esperma volátil
La alondra sumisa al homínido
Asperja un geronte caquéctico
En su feto final
Parte 2 (llegó…)
La oviposiciòn ha eclosionado,
La flor da lugar al fruto
Que se nutre con savia de remotas hojas
Y la arista se cruza en un domo 3D
Misceláneo, polinizada…
Aparece en carrera suicida
Un escualo bípedo lanceolado
Que abandonó sus branquias pinnatisectas
En su afan de mito sexual
La juventud fagocita meses
Con ilusión osmótica,
Que en tácita libertad se nutre de la reja
Vistiendo camisa a rayas…
FIN
Por Daniel Martín (Tito) Joly
Tempestad, bullicio y calma
Vertientes saprofitas del asno,
Sonoridad, brutal halitosis killer
Del lechón kamikaze
Nodriza estéril, esperma volátil
La alondra sumisa al homínido
Asperja un geronte caquéctico
En su feto final
Parte 2 (llegó…)
La oviposiciòn ha eclosionado,
La flor da lugar al fruto
Que se nutre con savia de remotas hojas
Y la arista se cruza en un domo 3D
Misceláneo, polinizada…
Aparece en carrera suicida
Un escualo bípedo lanceolado
Que abandonó sus branquias pinnatisectas
En su afan de mito sexual
La juventud fagocita meses
Con ilusión osmótica,
Que en tácita libertad se nutre de la reja
Vistiendo camisa a rayas…
FIN
Por Daniel Martín (Tito) Joly
viernes, 13 de noviembre de 2009
Quiero ser senador*
Un senador yo quiero ser,
un senador amo y señor
y toda mi riqueza
llevarla para Suiza
donde la tiene Fort, Ricky Fort.
Un senador yo quiero ser,
un senador amo y señor
quedarme con el diezmo,
prometer boludeces
y venderles mi amor, amor
yo quiero convertirme
en alguien poderoso,
después robar la guita
y rajar cómo Grosso,
por eso yo te pido,
mi querido señor,
te ruego yo te imploro
me hagas senador.
Yo quiero que mi vida
Se base en la abundancia
Y viva mi existencia
Siempre tiráo de panza (arriba)
Yo quiero en mi vida
Ser el mejor ladrón
por eso hoy te pido
que me hagas senador
Yo quiero dar a todos
la luz de mi Palabra
que el corazón transforme
y las conciencias abra,
y compartir con nadie
la fortuna mayor
espero que me voten
para ser senador
Por Agustín D´Alessandro
* cualquier coincidencia con alguna canción eclesiastica, es mera coincidencia...
un senador amo y señor
y toda mi riqueza
llevarla para Suiza
donde la tiene Fort, Ricky Fort.
Un senador yo quiero ser,
un senador amo y señor
quedarme con el diezmo,
prometer boludeces
y venderles mi amor, amor
yo quiero convertirme
en alguien poderoso,
después robar la guita
y rajar cómo Grosso,
por eso yo te pido,
mi querido señor,
te ruego yo te imploro
me hagas senador.
Yo quiero que mi vida
Se base en la abundancia
Y viva mi existencia
Siempre tiráo de panza (arriba)
Yo quiero en mi vida
Ser el mejor ladrón
por eso hoy te pido
que me hagas senador
Yo quiero dar a todos
la luz de mi Palabra
que el corazón transforme
y las conciencias abra,
y compartir con nadie
la fortuna mayor
espero que me voten
para ser senador
Por Agustín D´Alessandro
* cualquier coincidencia con alguna canción eclesiastica, es mera coincidencia...
martes, 10 de noviembre de 2009
Solcito de noviembre
Ahí va Malena, inundada de alegría por la vida. Con sus patitas flaquitas y alargadas. Con pelitos de oro que el viento acaricia, a cada paso. Su sonrisa contagia. Puede estar acabándose el mundo, puede acontecer la tercera o cuarta guerra mundial (ya no se), pero esos dientecitos de princesita, y esos ojitos de ángel, detienen el tic-tac.
Es que ella no conoce al rey tiempo. Su mundo es de mamá, de papá, de aditas, de Barney, de Danonino, de abelos, de ai, efefi, atín, y de soñar. Es ese juego, al cuál todos dejamos de lado innecesariamente al crecer.
Descubriendo aromas, colores y palabras va, amando a sus perros y a los caballos. Con su idioma argento-chino-bebé. Dulce, cómo sus besos suaves y cristalinos. Con chichones que enseñan su camino. Con intentos de amistad, la cual termina cuando alguno de los bebés no quiere compartir más su juguete.
Regalito del cielo, viniste en días tristes, y con tu esencia pequeñita cómo el universo, nos contagiaste tu amor.
Yo, indefenso ante tanta nobleza, sólo te ofrezco mi mano, niñita. Caminemos juntos…
Por Agustín D´Alessandro
Es que ella no conoce al rey tiempo. Su mundo es de mamá, de papá, de aditas, de Barney, de Danonino, de abelos, de ai, efefi, atín, y de soñar. Es ese juego, al cuál todos dejamos de lado innecesariamente al crecer.
Descubriendo aromas, colores y palabras va, amando a sus perros y a los caballos. Con su idioma argento-chino-bebé. Dulce, cómo sus besos suaves y cristalinos. Con chichones que enseñan su camino. Con intentos de amistad, la cual termina cuando alguno de los bebés no quiere compartir más su juguete.
Regalito del cielo, viniste en días tristes, y con tu esencia pequeñita cómo el universo, nos contagiaste tu amor.
Yo, indefenso ante tanta nobleza, sólo te ofrezco mi mano, niñita. Caminemos juntos…
Por Agustín D´Alessandro
viernes, 6 de noviembre de 2009
SOBRE LA VERDÁ…
En estos versos via hablá
De la nueva sensación,
Que es guardarse la opinión
Para ser mas respetá
Y hasta a veces almiráu
Por parecer muy correcto
Aunque seas un insurrecto:
Mejor el pico cerrau…
Permítanme compañeros
Disentir su posición
Prefiero dar mi opinión
Sin miedo a ser criticau
el hombre que se ha quemáu
Profesando su verdá
Ya tendrá oportunidá
De un buen reconocimiento
No es que no le haya pifiao
Transitando mi camino
Es como si el destino
Me lo hubiera relatau:
Mejor haber caminau
Y rodao por el piso
Haciendo lo que uno quiso
Que lamentar por mandao…
Alguna vez he reído
Y otras veces lloraré
Pero no me guardaré
Lo que tenga pa cantá:
Primero esta mi verdá
El sello que convalida
Va a acompañarme en la vida
Mientras esté por acá…
FIN
Por Daniel Martín Jolý (Tito)
En estos versos via hablá
De la nueva sensación,
Que es guardarse la opinión
Para ser mas respetá
Y hasta a veces almiráu
Por parecer muy correcto
Aunque seas un insurrecto:
Mejor el pico cerrau…
Permítanme compañeros
Disentir su posición
Prefiero dar mi opinión
Sin miedo a ser criticau
el hombre que se ha quemáu
Profesando su verdá
Ya tendrá oportunidá
De un buen reconocimiento
No es que no le haya pifiao
Transitando mi camino
Es como si el destino
Me lo hubiera relatau:
Mejor haber caminau
Y rodao por el piso
Haciendo lo que uno quiso
Que lamentar por mandao…
Alguna vez he reído
Y otras veces lloraré
Pero no me guardaré
Lo que tenga pa cantá:
Primero esta mi verdá
El sello que convalida
Va a acompañarme en la vida
Mientras esté por acá…
FIN
Por Daniel Martín Jolý (Tito)
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